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Patogenia de la enteropatía proliferativa porcina

La enteropatía proliferativa puede reproducirse mediante la exposición de cerdos receptivos a L. intracellularis o a la mucosa afectada que contiene esta bacteria intracelular (Roberts et al., 1977; McOrist y Lawson, 1989a; McOrist et al., 1993, 1994, Guedes y Gebhart, 2003a).

La enteropatía proliferativa puede reproducirse mediante la exposición de cerdos receptivos a L. intracellularis o a la mucosa afectada que contiene esta bacteria intracelular (Roberts et al., 1977; McOrist y Lawson, 1989a; McOrist et al., 1993, 1994, Guedes y Gebhart, 2003a).

En diversos estudios clásicos de exposición oral a L. cellularis llevados a cabo con lechones convencionales (de 4 semanas de edad) y con un inóculo estandarizado de 108 bacterias, pueden observarse numerosas bacterias intracelulares en las lesiones proliferativas en desarrollo en el intestino y en las heces entre 1 y 3 semanas después de la inoculación, observándose un máximo de infección y de lesiones a las 3 semanas de la exposición.

En la mayoría de estos lechones, la infección intestinal, las lesiones proliferativas y la excreción de las bacterias persisten alrededor de 4 semanas, aunque en algunos de ellos la excreción puede prolongarse hasta un mínimo de 10 semanas (Smith y McOrist, 1997; Guedes et al., 2002a).

Durante el periodo de infección máxima, que acontece a las 3 semanas de la exposición, es habitual que el 50% de los animales expuestos al patógeno con este inóculo sufra una diarrea moderada y el 100% de ellos presente las lesiones histológicas características de la enteropatía proliferativa.

La infección y las lesiones del intestino grueso (colon y ciego) comienzan generalmente una o dos semanas después de la infección del intestino delgado, tras la exposición por vía oral (Guedes y Gebhart, 2003b). Por lo que respecta a la edad, son receptivos a la infección por vía oral cerdos de muy diversas edades (desde lechones recién nacidos hasta cerdos de engorde - acabado) que no hayan estado expuestos con anterioridad al agente etiológico.

Fig. 2. Tinción por inmunofluorescencia de heces de un cerdo con enteropatía proliferativa activa mostrando numerosas Lawsonia intracellularis muy fluorescentes.

Muchos cerdos excretan gran número de bacterias durante las fases activas de la infección (fig. 2). Uno de los estudios realizados determinó que la cantidad de bacterias excretadas en una sola deposición bastaba para obtener dosis infectantes suficientes para un centenar de cerdos. Asimismo, es probable que Lawsonia pueda sobrevivir un tiempo sorprendentemente largo en las heces porcinas una vez depositadas en el entorno de la granja. Un estudio sugiere que Lawsonia podría sobrevivir de 2 a 3 semanas en las heces a las temperaturas que imperan habitualmente en las explotaciones porcinas. Estos factores conjugados explican la frecuencia con la que se observa la infección en las granjas porcinas.

La enteropatía proliferativa se desarrolla inicialmente como una proliferación progresiva de células epiteliales inmaduras que albergan en su interior un gran número de bacterias intracelulares.

En la mayor parte de los casos, no se observa una reacción inflamatoria significativa y los microorganismos permanecen en el epitelio en este estado. En los casos graves de enteropatía proliferativa, L. intracellularis también puede observarse en los ganglios y tejido linfáticos mesentéricos (Roberts et al., 1980; Jensen et al., 2001), aunque estas localizaciones parecen ser secundarias.

Los estudios realizados in vivo e in vitro han aclarado algunos de los primeros pasos que se producen en la interacción entre la bacteria y la célula hospedadora (McOrist et al., 1989, 1995b; Lawson et al., 1995). Las bacterias se unen a la membrana de la célula y, acto seguido, penetran rápidamente en el enterocito mediante una vacuola endocítica. No se han identificado adhesinas o receptores específicos, pero L. intracellularis podría poseer un sistema de secreción de tipo III. La vacuola endocítica se rompe rápidamente (en el plazo de 3 horas) y la bacteria crece y se multiplica en el citoplasma en forma libre, sin unirse a la membrana. La entrada de la bacteria en las células depende de la viabilidad de la célula, y no necesariamente de la viabilidad bacteriana, es decir, se trata de un tipo de fagocitosis inducida (Lawson et al., 1995).

El mecanismo a través del cual la bacteria impide la maduración de la célula y deriva el ciclo celular hacia la mitosis y la proliferación, dando lugar a las criptas proliferativas, no se conoce con exactitud. Las criptas intestinales infectadas por L. intracellularis pueden adquirir una longitud enorme y presentan a menudo ramificaciones. La pérdida de proteínas y aminoácidos corporales hacia el lumen intestinal y la reducción de la absorción de nutrientes en la mucosa intestinal, privada de enterocitos maduros, son las causas más probables de la reducción de la ganancia de peso y de la eficiencia de conversión alimenticia observada en los cerdos afectados por las lesiones enteropáticas proliferativas crónicas sin complicaciones (Rowan y Lawrence, 1982, Gogolewski et al., 1991).

Las lesiones iniciales contienen un número muy escaso de células inflamatorias de infiltración, probablemente no superior a lo habitual en el intestino del cerdo (McOrist et al., 1989, 1992).

Las células epiteliales afectadas contienen una gran acumulación de IgA intracelular (Lawson et al., 1979, McOrist et al., 1992) y los lavados intestinales presentan niveles elevados de IgA específica contra Lawsonia (Guedes et al., 2002c).

La fagocitosis de L. intracellularis por los macrófagos en las lesiones incipientes probablemente desencadena una respuesta inmunitaria celular de tipo Th1 en la lámina propia (McOrist et al., 1992; MacIntyre et al., 2003). Ambas respuestas, la celular (linfocitos citolíticos) y la humoral (producción de anticuerpos), se observan en la sangre de los cerdos afectados (McOrist y Lawson, 1993; Knittel et al., 1998; Guedes y Gebhart, 2003b). Dichas respuestas son detectadas por primera vez 2 semanas después de la exposición y pueden persistir cerca de 3 meses en los cerdos que experimentan una infección aguda (Guedes et al., 2002c). Por consiguiente, es probable que los animales expuestos a L. intracellularis muestren una respuesta inmunitaria específica.

En muchas explotaciones porcinas se producen a menudo localmente infecciones bacterianas secundarias, como la infección por Salmonella. Estas infecciones pueden provocar cambios necróticos, degenerativos y reparativos cuando se superponen a la lesión proliferativa básica. Los cambios inflamatorios abarcan desde una reacción fibrosa superficial hasta una importante necrosis coagulativa y profunda, que constituye la lesión característica de la enteritis necrótica. Este cuadro es habitual en los casos de enteropatía proliferativa grave observados en los cerdos de acabado de algunas granjas. En casos poco frecuentes, otros cerdos con enteropatía proliferativa pueden desarrollar una importante reacción tisular de granulación, lo que provoca la infiltración de tejido fibroso y una hipertrofia muscular en el íleo, una lesión característica de la ileítis regional (Rowland y Hutchings, 1978).

La enteropatía proliferativa hemorrágica aguda se caracteriza por una hemorragia grave en la luz del intestino, acompañada por las lesiones subyacentes de la enteropatía proliferativa crónica. La hemorragia aparece de forma simultánea a la degeneración y a la descamación generalizada de muchas células epiteliales y a las pérdidas originadas desde el lecho capilar. La enteropatía proliferativa hemorrágica ha sido reproducida en cerdos adultos no expuestos al patógeno con anterioridad y expuestos una sola vez a una dosis elevada de L. intracellularis, lo que apunta a un efecto dependiente del hospedador más que un efecto bacteriano (Mapother et al., 1987). Asimismo, este cuadro patológico se ha reproducido en cerdos adultos tratados con antibióticos durante periodos prolongados después del destete, tratamiento que impidió la exposición o el desarrollo de inmunidad frente a la ileítis. Tras la retirada del tratamiento antibiótico, la exposición repentina a una dosis relativamente elevada del patógeno propició la aparición de la enteropatía proliferativa hemorrágica. La patogenia de esta lesión no ha sido dilucidada totalmente, pero podría ser el reflejo de una alteración local anómala de las aminas vasoactivas, como la producción del TNFα.

Las lesiones de las criptas remiten con rapidez tan pronto como las bacterias intracelulares son eliminadas de las células intestinales (McOrist et al., 1996). De ahí se deduce que las lesiones pueden ser transitorias en muchos de los cerdos afectados. Pese a este hecho, los ejemplares afectados por la enteritis necrótica pueden sufrir lesiones persistentes, lo que se evidencia a través de los intestinos engrosados que presentan estos ejemplares a la edad normal de sacrificio.

Conclusiones



El agente causal de la enteropatía proliferativa porcina (ileítis) es la bacteria intracelular estricta Lawsonia intracellularis, que crece preferentemente en el interior del citoplasma de las células del epitelio intestinal. El crecimiento bacteriano intracelular se ve acompañado invariablemente de una proliferación localizada de las células epiteliales inmaduras de las criptas, que pueden desarrollarse para dar lugar a criptas alargadas y ramificadas, con un engrosamiento macroscópico de la mucosa intestinal y la excreción del patógeno en las heces. Incluso la ingestión de un pequeño número de bacterias conduce habitualmente a la infección del intestino delgado del cerdo y a cierto grado de excreción fecal, entre 2 y 3 semanas después, lo que constituye un proceso infeccioso lento (fig. 2).

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